UNA ROCA PARA LA ETERNIDAD
Alzándose majestuosa desde las aguas del mar Mediterráneo, el monolito de roca caliza de Es Vedrà es tal vez el paraje más espectacular de Ibiza. Situada en la costa suroriental de la isla, la abrupta y enigmática silueta de Es Vedrà ha inspirado un sinfín de mitos y leyendas.
El islote, con una altura próxima a los 413 metros, es una vista impresionante sobre todo a la puesta de sol, cuando se recorta sobre el caleidoscopio del cielo. Más allá de su evidente grandeza, Es Vedrà está presente en mitos que se transmiten de generación en generación, enriqueciendo la cultura de la isla y atrayendo como un imán a los aficionados al misterio. Muchos creen que fue el hogar de las sirenas que trataron de hechizar a Odiseo con su canto. De lo que no cabe duda es de su profunda relevancia religiosa y espiritual. A mediados del siglo XIX, un monje carmelita llamado Francisco Palau pasó varios meses en el islote, viviendo en una cueva natural de arena sobre sus escarpados farallones.
Incluso hoy, Es Vedrà sigue estando cargado de espiritualidad para los cazadores de mitos. Es un vórtice de energía, un lugar donde detenerse a meditar y sentir una profunda conexión con la naturaleza y el universo. Aunque no se puede ir hasta la roca, el acantilado y la torre que hay frente a ella son un destino obligado para practicantes del yoga y la meditación o para cualquiera que desee experimentar lo sublime.