CAZA TESOROS: VICTORIA DURRER–GASSE
“Llegué a Ibiza por primera vez en 1971. Mi madre y mi padrastro tenían una casa en la costa nordeste, en Cala Salada, así que el norte de Ibiza
es el lugar donde crecí y aprendí todo lo que sé. En aquellos tiempos apenas había carreteras y todo en la isla giraba en torno a la pesca y la agricultura. Mi pandilla y yo nos movíamos en Mobylettes con los que recorríamos los polvorientos caminos. Llevábamos vaqueros recortados, amplias blusas de flores y las mismas espardenyes payesas que todavía uso. Son las mismas que tenía a los 16 años. Hacíamos barbacoas en Aguas Blancas o Benirràs y luego íbamos a discotecas como Es Paradís o KU, donde gente de todo el mundo bailaba bajo las estrellas. Era una época marcada por la inocencia y la libertad. Entonces comprendí que el norte de Ibiza sería siempre mi verdadero hogar.
Ibiza tenía un ambiente muy internacional en los años 70. Había un montón de franceses, holandeses, alemanes y españoles de la península. Y también muchos jóvenes americanos que no querían ir a la guerra de Vietnam. Todos se integraban muy bien en la comunidad y en las mejores fiestas
se mezclaban los hippies con los pescadores locales y los propietarios de bares. Por supuesto, mi estilo se vio influenciado por el sendero hippie y todos sus elementos visuales. Años más tarde, cuando conocí a mi marido François [Gasse, el célebre pionero francés de la inmunización], recorrimos durante décadas esas mismas rutas a causa de su trabajo: India, Tíbet, África, Nepal, Etiopía, Japón… Siempre hemos sido bastante inquietos. Mi marido creció en el Congo y es coleccionista de libros y arte africano primitivo.
Vivimos en una de las fincas más antiguas de Santa Agnès. Mi estilo es hogareño y bastante ecléctico, como una exótica casa de campo. Hay alfombras marroquíes, tapices antiguos, conchas recogidas por mi hijo Emile y el viejo sofá de mi madre, que probablemente compró en Londres alrededor de 1970. Colecciono pinturas e iconografía religiosa. Yo no soy nada religiosa y tengo mis propias creencias, que mezclan un poco de todo. Mi casa es el resultado de una vida dedicada a viajar y coleccionar cosas que luego traigo aquí, a Santa Agnès. El norte de Ibiza es parte de mí y también yo soy una parte de él. No hay ningún lugar en el mundo que se le pueda comparar.”