QUE ENTRE LA LUZ

UBICADA EN EL ENTORNO RURAL DE JESÚS, ESPACIO MICUS ES UNA GALERÍA DISEÑADA Y CONSTRUÍDA POR EL ARTISTA ALEMÁN EDWARD MICUS, QUE VIVIÓ EN IBIZA DESDE 1972 HASTA SU MUERTE EN EL AÑO 2000. INUNDADA POR UN TORRENTE DE LUZ NATURAL, SUS DISTINTOS NIVELES PRESENTAN LA OBRA DEL PROPIO MICUS, QUE INCLUYE DIBUJOS, PINTURAS, TRABAJOS EN MADERA, INSTALACIONES DE LUZ Y ESCULTURAS EN DIFERENTES MATERIALES, ADEMÁS DE EXPOSICIONES TEMPORALES ORGANIZADAS POR SU HIJA KATJA. LA GALERÍA ESTÁ EN CONSTANTE EVOLUCIÓN Y REFLEJA LA VOLUNTAD DE EDWARD Y KATJA DE CREAR UN ESPACIO DE PUREZA, CREATIVIDAD Y CONTEMPLACIÓN.

“Mi padre disfrutaba construyendo. Le encantaba dibujar, pintar y crear todo tipo de cosas. Aunque nunca recibió una educación formal, tenía un extraordinario talento natural como artista. Pero también las personas creativas tienen que ganarse la vida, así que trabajó durante muchos años como diseñador en periódicos alemanes. Todavía hay algunos que siguen usando sus tipografías y diseños. En Alemania, mi padre formó parte de un colectivo de artistas junto con el pintor Erwin Bechtold, que se trasladó a San Carlos en 1958 y diez años más tarde invitó a todo el grupo a visitarle en Ibiza. Mis padres se enamoraron al instante de la isla y de su luz, de su naturaleza, de los caminos sin asfaltar y del tranquilo ritmo de vida en el campo. Era un cambio radical con respecto al estilo de vida urbano al que estaban acostumbrados. Empezaron a viajar a Ibiza durante las vacaciones y algunos años después compraron una casa que no era más que una ruina, pero donde crearon el hogar donde sigo viviendo.

La Ibiza de aquellos años era un lugar lleno de inocencia. Todos los artistas trabajaban juntos y se apoyaban unos a otros. No había competencia, más bien al contrario. Nos juntábamos en la ciudad o íbamos a la playa o de excursión a Balàfia para un pícnic. Recuerdo que muchas tiendas no vendían más que pan payés, aceite de oliva, mermelada de ciruela y queso, así que eso era lo que comíamos. Mi padre empezó a construir Espacio Micus a mediados de los años 80 y fue ampliándolo poco a poco. Al principio fue un lugar para exponer su propia obra, pero pronto hubo otros artistas que también quisieron estar presentes.

Mi padre y yo siempre tuvimos un vínculo artístico muy fuerte. Toda mi vida he hecho cosas con las manos: he cosido, he impreso, he hecho pañuelos de seda, he tejido, he trabajado el cuero y he hecho fotografías. También me dediqué a la joyería durante muchos años. Cuando eres la hija de un artista, la creatividad es algo que surge espontáneamente como algo natural. Lo único que nunca hice fue dibujar, porque mis padres dibujaban tan bien que no tenía confianza en mí misma. Sentí una enorme responsabilidad cuando mi padre me eligió para preservar Espacio Micus. Crear y trabajar con tantos artistas maravillosos durante todos estos años ha sido una experiencia extraordinaria. Estoy muy orgullosa del legado que mi padre dejó a esta isla.”